viernes, 11 de enero de 2008

Anécdota de Micro

-Papá, ¡ahí está tu micro!

-Sí, hijita, dame la bolsa –dijo el anciano antes de extender un tembloroso brazo hacia su hija.

-Toma, toma. ¡Sube! No, papá, esta es mía.

-¡Sube, sube, sube!

-Ah, disculpa, me llamas cualquier cosa. Gracias, hijo –añadió el anciano volteándose hacía el cobrador del micro.

-Suba, abuelo, ¡a ver, asiento reservado para el abuelo!

-...Tamadre, siempre tiene que subir un viejito de mierda a robarle el asiento a uno, creen que el micro es un puto geriátrico...Siéntese acá, señor.

-Gracias, joven. ¿Le sostengo la bolsa? –nuevamente hizo aquel gesto con el tembloroso brazo extendido todo lo que la artritis le permitía sin sentir dolor. Tras una corta vacilación, Ricardo asintió y sin decir nada más allá de un imperceptible “ujum” colocó la bolsa en el regazo del anciano.

El micro viajaba raudo, cuasi asesino, estaba en carrera con otro de la misma ruta ...mejor... Cuanto más pronto llegara Ricardo a su casa mejor. No le gustaba viajar en micro, había visto como chocaban y atropellaban gente en las noticias y en sus pocos viajes no había estado lejos de algún fatal accidente. Aun así, no podía tomar el auto de su padre cada vez que tenía que comprarse ropa o ir a comprar un regalo al centro comercial de su preferencia. El problema es que el centro comercial de su preferencia no está precisamente cerca de su casa.

-¡Sube, sube! –gritó el cobrador en el oído de Ricardo, sacándolo de su ensimismamiento justo a tiempo para agarrarse bien de la barandilla y no caerse por la desconsiderada frenada que el piloto hizo.

-...Qué mierda? Está en carrera y frena por un solo huevón?... –una joven agraciada subió con una mueca de felicidad en el rostro, mientras el cobrador le miraba el culo, impotente, con ganas de hacerle de todo...

Ricardo la reconoció. De la universidad, ¿alguna clase con ella? No. De las figuretis, alguna vez hemos chupado juntos, buen cuerpo... La chica sintió, incómoda, ambas miradas, y con el mismo desprecio por ambas se fue al fondo del bus, detrás de una señora, refugio seguro.

El viejo miraba la ventana con aire perdido, aferrado a sus bolsas y a la de Ricardo. Este ultimo pensaba que ya estaba cerca de su casa y en lo puta que era la chica esa ...Juliana, Marcela, Gabriela, Chabela, Pepita, no me acuerdo su puto nombre... La chica esa se acercaba a la puerta para poder decir “bajo” y que le presten alguna atención mientras pensaba en que ese chico parado le parecía conocido. El cobrador cerraba la puerta bruscamente y sacaba un brazo por la ventana colocando su axila a centímetros de la cara de algún desdichado cuya historia no nos interesa. El piloto desviaba su vista del camino para mirar por el espejo retrovisor a esa chica que había puesto a babear a su cobrador y por la cual casi choca antes, y por la cual choca ahora.

Choque frontal. Ricardo se reincorporaba lentamente, no hubo ningún “sube, sube” que le advirtiera antes del impacto. Se había golpeado la cabeza con la caja del motor (esa donde algunos se sientan, asumiendo que su trasero se achicharrará) ...¿sangre? no. Bien carajo... Unos bajaban, muy rápido, otros miraban por encima de él, y algunos de estos gritaban “¿estás bien?”. Cuando volteó vio a la chica ensangrentada con la cabeza contra el parabrisas, ambos a medio romper. No pensó nada, porque cuando ves a un muerto no piensas nada, solo sientes, y esa condena es terrible. Bajó lo más rápido que pudo. Ya en medio de la pista ...otro auto, un taxi, algo... podía escuchar los gritos indignados de la gente, de los pilotos y los cobradores y vio de reojo a un policía que escuchaba todo tranquilamente, esperando que lleguen pronto los bomberos y sus refuerzos, porque ya casi ha acabado su turno y no quiere hacer todo el papeleo. Se alejó más, una cuadra, dos cuadras, pudo volver a pensar y lo recordó: el viejo se llevó mi merca, la puta que lo parió.
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Nota: lamento publicar algo que creo aun no esta en su versión final, pero ya que mi blog esta inactivo hace mucho y además se ve feo y me da flojera actualizarlo, lo hice. Así que únanse a la cruzada "un escrito por conglomista" y sean felices.

1 comentario:

Tomamientras dijo...

ahh estos viejos de mierda, a mi n o me gusta darles el asiento , para qué alen de casa ? para joder a uno , para robar

Solo una vez tuve un accidente en carro y habia una señora que se rompio la pierna y gritaba por todos los que estaban en el micro, en el impacto yo caí sobre una universitaria media tetona pero no pude pasarme de listo jajaa