jueves, 13 de marzo de 2008

Mi relación con Paula - Final

[Sugiero leer las partes 1 y 2 para refrescar la memoria sobre la trama y que el final sea entendible]

Era mediados de marzo. Paula ya llevaba un par de semanas conmigo y nada, lo cual era especialmente frustrante, porque con el calor del verano ambos íbamos en ropa interior por la casa. Besito por aquí, besito por allá, y cuando la casa se ponía calentona, en una me ponía el parche. No lo entendía del todo, después de la discusión del otro día había asumido que el intercambio sería simple: ella podía quedarse y yo me la tiraba. Pero las cosas no fueron así, después de todo, ella no estaba de acomodada: Paula chambeaba, llevaba plata(aunque nunca movió un dedo en la limpieza) y se tragaba, todas las tardes, medio libro de mi incompleta colección 'Premios Nobel' de "El Comercio", los únicos que pude sacar, por cuestiones de espacio de la casa de mis viejos.

-¿Vas a sacarme alguna vez?- me preguntó un día, asomando soñadores ojos marrones por encima de la tapa dura y azul de 'Crónica de una muerte anunciada'.
-No somos precisamente una pareja normal...
-¡Qué mierda! Nos inventamos algo...

Y así hicimos. Los siguientes días fueron la presentación oficial de Paula a mi mundo. Se la presente a mis amigos de chamba, universidad y colegio; a Paula la conocí en un café, en una clase, por un amigo común, por una prima, por la chamba y, en la más alucinante porque mi taxi atropeyó a su perro que, lastimosamente, no sobrevivió. Vivía en mi casa porque ya íbamos un año y me lo tenía bien guardado, porque sus padres habían muerto en un accidente y ella no soportaba la nostalgia que le daba su hogar, por sencilla conveniencia y porque la habitación donde se hospedaba se cayó con el terremoto del año pasado(menos mal ella estaba comiendo en un chifa). Por lo general, las historias salían espontáneamente, nada preparado, purita improvisación y seguida de corriente, con risitas cómplices y enternecedores abrazos.

A Paula siempre le fue fácil crear esas historias, siempre le fue fácil actuarlas y siempre le fue fácil creérselas. Nunca me perdonó haber matado a su perro(me pidió un cachorro en compensación por mucho tiempo) y de vez en cuando salía al cementerio a rezarle a sus padres(una vez fui con ella, había escogido a un matrimonio recientemente fallecido al que nadie iba a visitar). Solo cambiaba su actuación cuando agregaba algo que entraba en directa contradicción con una historia anterior. Cuando me di cuenta de esto, asumí que sería mi única puerta abierta para el sexo.

Pero claro, no es que solo pensara en sexo... Sinceramente, le había tomado cariño y ella lo sabía perfectamente. Por eso esperé, creo que me enamoré de ella como había predicho y esperaba que soltara de la manera tradicional(dejarse llevar por los toqueteos sensuales sobre la cama y por el alcohol). Así pase varios días, semanas, conocidos, pajeadas, libros(que ella compraba), afeitadas. más mugre, noches sensuales, alcohol, cigarros, abrazos, besos e historias, pero nada. Tenía que tomar cartas en el asunto. Tenía que inventar otra historia.

-Hola-le dije, una noche que salimos a la inauguración de un bar, al volver del baño.
-Hola.
-Me llamo Rubén, ¿y tu?
-Margarita-me dijo, con toda la naturalidad del mundo-¿Te conozco?
-Aún no-respondí, aguantando las lágrimas de tristeza por haber perdido a Paula y las de felicidad por el sexo tanto tiempo aplazado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

paula es laura

Anónimo dijo...

interesante



alisson